Cuando entramos en el piso, en la misma puerta tenía
preparado un pañuelo de seda, que sin decir ni media palabra me colocó en los
ojos, para que no viese nada.
No me hacía demasiada gracia ese juego, pero se le veía tan
entusiasmado con todos los preparativos que había hecho, que le dejé hacer.
Me agarró por los hombros y con mucha suavidad me dirigió
hasta el centro del amplio salón y con sumo cuidado me sentó en una silla.
Entonces me di cuenta del agradable olor que inundaba la
habitación y que antes no había percibido, olía a vainilla.
El dulce olor que me evoca a él, a la suavidad de su piel, a
momentos íntimos de pasión, caricias y que con su simple presencia hace que
todo mi cuerpo despierte y le
desee.
Se lo dije, y con un susurro que me sorprendió, porque no me
había dado cuenta de que estaba detrás de mi, me pidió silencio y que no me
moviese de la silla, a lo cual accedí, no sin antes intentar protestar, pero
solo fue un intento, puso su dedo en mis labios y no pude decir nada. Me
empezaba a divertir la situación.
Intentaba adivinar donde se encontraba, porque oía sus pasos
como se acercaban y se alejaban de mi. Esa sensación de incertidumbre, de no
saber cuando me iba a tocar, unido al aroma de vainilla, me estaba empezando a
poner nerviosa, y muy expectante.
Iba y venía, cada vez que pasaba a mi lado me daba un beso
en un hombro, en el otro, en el cuello, en los labios, que yo trataba de que se
alargase en el tiempo, intentando atraparlo con todas mis fuerzas, entonces me
decía susurrando que me iba a atar las manos si seguía así. Yo me quedaba
quieta.
Sentí como iba a la cocina, y como trasteaba en la nevera,
con los cubiertos, con los vasos… pero no decía nada. Puso música, nuestra
canción favorita, y entonces deseé que se acercase y que me abrazase para
bailar, pero no sucedió.
Se acercó, me dio un beso fugaz en los labios, con sus
labios calientes y acto seguido me acercó una cucharilla con helado de limón,
el contraste me sorprendió, frío y ácido frente a la calidez de sus labios, era
delicioso. Alternaba uno y otro y yo lo esperaba con verdadero deseo. Primero
helado, luego un beso, helado y …. un beso de cava!!.
De sus labios calientes cayó cava frío, que ante la sorpresa
inicial rebosó y cayó por mi escote, esa sensación del frío recorriendo mis
senos, la música, el olor a vainilla, su respiración cada vez más agitada al
ritmo de la mía, acabó con el juego de los sabores y empezó el juego del deseo,
en el suelo.
Nuestros cuerpos pedían a gritos estar juntos,
humedeciéndose, preparándose para ser solo uno, y comenzó a beberse el cava de
mi cuerpo, buscando en todos los rincones donde se escondía el frío líquido al
caer, cada vez que intentaba beberlo de su boca, sin mucho éxito. Eso si, no me quité la venda, el efecto
sorpresa, me estaba gustando tanto que seguí con ella puesta y, aunque no era
parte del juego, logró sorprenderme con sus exploraciones sorpresa…
Fue impresionante, los lugares increíbles en los que se
puede esconder un líquido y que con un simple roce de su boca, me hacía gritar de placer, casi me vuelvo loca,
los gemidos se volvieron gritos y la explosión de pasión y de deseo fue casi
agónica, cayendo los dos extenuados, con la respiración entrecortada y sin
apenas aliento. Espectacular.
Fue una noche inolvidable, solo por la mañana, cuando
despertamos abrazados, al darle los buenos días con un beso, de su boca salió
un reproche.
Estuvo toda la mañana de compras, eligiendo diferentes
sabores, texturas y alimentos para realizar su fantasía, ( le encanta nueve semanas
y media ) y solo con dos cositas...
Por la noche, cuando él llegó, yo estaba en la silla sentada
en la mitad del salón con los ojos vendados, y … olía a vainilla.
No vi su expresión al verme, pero me la imagino.
Muy sensual, provocativo, lleno de deseo y fantasía. Me encantó Isabel!! Tanto que lo pondría en práctica... jajaj
ResponderEliminarUn besote.
Pues adelante!!! Ya nos contarás jajjaj
EliminarMuchas gracias por pasar y comentar. Un gran abrazo
¡Ay Isabel! ¡Cómo nos dejas con ese derroche de fantasía y sensualidad! En el congelador tengo helado de turrón... Martini en la nevera...¡¡e invitados en casa!! Pero te aseguro que se me ocurre darles buen uso, aunque no sea esta noche...
ResponderEliminarYa se habrán ido los invitados, corre a la nevera y no pierdas más tiempo!!!
EliminarInma muchas gracias por pasar y comentar. Un beso!!.