Esta soy yo, son mis pensamientos, mis ilusiones, mis sueños en definitiva, os presento mi mundo, que espero que os guste y seáis muy felices en mi pequeño rincón de la fantasía y la magia...

domingo, 25 de agosto de 2013

UNA LEYENDA












             El ascensor se paró y cuando las puertas comenzaron a cerrarse, una mano se introdujo entre las dos hojas, que retrocedieron rápidamente, y con una grácil pirueta un joven se plantó en mitad, con un fuerte impulso que hizo que mi cabeza chocase con la pared posterior del elevador, comenzando una caída grotesca e irremediable hacia el suelo.
Todo sucedió a cámara lenta, y lo que fueron unos segundos, se convirtieron en muchos minutos.
No sé qué cara puse pero si vi la de él. Era una mezcla entre sorpresa, susto, dolor e incluso pena, al verme caer de aquella forma tan aparatosa.
El ascensor seguía elevándose mientras yo intentaba aferrarme a algo para levantarme dando manotazos al aire sin conseguirlo.
Él lanzó sus manos para intentar sujetarme y lo único que consiguió fue agarrar mi precioso vestido de lino abotonado de arriba a abajo, que se rasgó dejando al descubierto toda mi ropa interior: Un coqueto conjunto de color turquesa.
Al ver lo que estaba pasando, mis ojos se abrieron saliéndose de las órbitas, dejando de dar manotazos y sujetando lo poco que podía salvar de mi vestido y de mi dignidad.
Por fin caí al suelo quedando sentada y mirando a mi agresor que pasaba su mirada desde mi cara a su mano, donde tenía mi vestido destrozado, y tan sorprendido como yo.
Era una situación surrealista y absurda. De pronto su mirada se quedó fija sobre mí. Miré hacia donde enfocaba sus ojos y vi que uno de mis pechos se había salido del sostén y se exhibía orgulloso, como si estuviese asomado a un balcón, con su rosada guinda señalando con descaro, oteando el horizonte y muy orgulloso de su hazaña.
Sus ojos se abrieron desmesuradamente y todo el susto se fue transformando en vergüenza y azoramiento.
El pobre no había articulado palabra, ni yo tampoco, solo leves gruñidos y ruidos sin significado coherente pero que no necesitaban traducción.
Ahí estaba yo, sentada en el suelo, solo con mi ropa interior, un pecho al aire y mi cara a la altura del paquete de mi agresor, que parecía que tuviese vida propia, puesto que cada vez se hacía más y más grande, llegando a tocar mi frente.
Intenté levantarme, para lo cual me aferré a sus nalgas, y cuando intenté levantarme, el ascensor se paró en algún piso, ya ni recordaba donde estábamos.
Con la inercia, quedé de rodillas frente al muchacho que intentaba sujetarme por los brazos  para levantarme y que al caer de nuevo, se soltaron sus manos quedando sobre mi cabeza.
El ascensor paró, estábamos en el piso diecisiete, la redacción del periódico.
Una redacción abierta donde desde cualquier escritorio se podía ver la puerta del ascensor.
Las puertas se abrieron. Primero dos cabezas, después cuatro y en menos de un minuto toda la redacción estaba en silencio mirando hacia nosotros dos. La escena era indescriptible.
Él de espaldas a la gente, con mis manos en su culo y las suyas en mi cabeza, el vestido, el bolso y el portátil en el suelo, al apartarse la cosa no mejoró, yo en ropa interior, con un pecho fuera y de rodillas frente a un abultado paquete, que ya casi pedía socorro intentando salir de su prisión.
Yo quería morirme, desaparecer en ese mismo instante, ser tragada por la tierra o que el ascensor cayese en caída libre hasta el sótano, para que fuese una muerte rápida, y morir habiendo sido una leyenda, porque aquello se convertiría en todo un acontecimiento con un final  muy digno.
No sucedió nada de lo que yo deseaba y seguro que mi acompañante pensaba algo parecido.
Como pude me puse en pie, metí mi explorador pecho en el precioso y pequeño cubículo, de dónde no debería haber salido, mi agresor recogió mi vestido del suelo y con muy poco arte intentó taparme con él, no consiguió hacer nada, así que se lo quité de las manos y me lo puse de pañuelo por el cuello, echándolo hacia atrás como sí se tratase de una estola. Su cara de sorpresa y una mirada cómplice hicieron el resto.
Se agachó a recoger mi portátil y mi bolso, que se colgó de su hombro y me ofreció su brazo para salir de allí enhebrados, como si fuésemos a entrar en una recepción en palacio, y de esta guisa recorrimos toda la redacción tan dignamente como pudimos, pasando ante los estupefactos ojos de los que allí se encontraban.
Llegamos hasta el despacho del director, delante de cuya puerta nos paramos,  para leer lo que ponía en la inscripción.



Esther Medina
Directora


Así fue mi primer día en mi nuevo trabajo como directora en el periódico y como conocí al que más adelante sería mi novio y consejero.

8 comentarios:

  1. Ayyyyyyy jajajaj Cómo me reí! !! Esa escena es mortal! Buenísima! jaaajjja. Esto puede ser el comienzo de una historia importante! !! Más capítulos! !
    Feliz domingo Isabel. Besosss

    ResponderEliminar
  2. jajajajajajaja... Me encanta, xD!!! qué risas me he pasado... me ha parecido tan real que lo sufría como si me estuviera pasando a mí (ojalá me pasara, claro), jajajajajaja...
    Me gusta mucho. Felicidades.
    Siempre me gusta cuando escribes humor y erotismo, sobre todo, donde das lo mejor de ti misma.
    Pero este mini relato (para mí se acaba muy pronto) no sé si será el mejor aunque es el que más me ha hecho reír, aparte del del ginecólogo, jajajajaja...
    Un abrazo muy fuerte.
    PD. Me apunto a una continuación como dice Karina.

    ResponderEliminar
  3. Con ritmo de caída.Me gustó .Muy divertido.

    ResponderEliminar
  4. Felicidades, esta genial.!!!
    me divertí y reí demasiado

    ResponderEliminar
  5. Es como un corto comico jajaja, muy divertido y espectativo, lo bueno que salió bien librada de todo eso, con un apuesto acompañante y su próximo amor, un gran abrazo..

    ResponderEliminar
  6. Muy bien, Isabel. Son situaciones graciosas de recordar y contar a los amigos. En esos casos lo mejor es mentir ya que no te van a creer la verdad. El final me recuerda a las antiguas películas españolas en las que para arreglarlo todo los protagonistas se casaban.

    ResponderEliminar
  7. Me adhiero a las felicitaciones de nuestros amigos, con este relato me partí el culo de risa y me encantó lo bien narrado y el humor exquisito que pusiste en él. ¡Fascinantemente humorístico!

    ResponderEliminar

vuestras opiniones me importan y mucho...graciassss